Inicio
Usted está aquí: Inicio // RCD Mallorca. // Historia 9.

En la temporada 2008-09 sobraron adjetivos para calificar la segunda vuelta realizada por el primer equipo del RCD Mallorca: meteórica, sensacional, espectacular, etc. Son algunas de las formas con las que se puede enmarcar la actuación del equipo bermellón en los 19 partidos del segundo tramo de la Liga. Y es que con Gregorio Manzano a la cabeza, se conseguía pasar del infierno al cielo en poco más de cuatro meses.

La temporada se inició en agosto y hasta la jornada octava, el equipo mostró una gran ambición en su juego a pesar de ser un equipo totalmente renovado que sólo contaba con la continuidad de Nunes, Ramis, Moyà o Arango respecto del año pasado. A partir de la llegada de previsibles rivales directos para luchar por la permanencia, el Mallorca tras la derrota por 3-0 en el Manuel Ruiz de Lopera comenzó una carrera hasta el fondo de la clasificación de Primera División que culminó con siete derrotas y dos empates desde que cayeron contra el Málaga (2-2) hasta la jornada 20 cuando ganaron al Valencia por 3-1. El club además, se encontraba en medio de una fuerte convulsión institucional a la que Mateu Alemany puso fin desde el mes de enero de 2009.

El estreno del nuevo presidente en el Madrigal era un primer tropiezo (2-0) para después firmar una excelente segunda vuelta con dos únicas derrotas hasta el tramo final y siendo de hecho, el segundo mejor equipo de la segunda vuelta sólo por detrás del Real Madrid. Era el momento clave de la temporada: llegaban los rivales directos y con el apoyo incondicional de una afición que había entendido que sin ellos, nada sería posible, los bermellones se pusieron más que nunca el mono de trabajo y llegaron las victorias frente a Almería (2-0), el empate en Málaga (1-1), que hasta ahora había sido el equipo revelación; ganar al Valladolid por 2-0, Recreativo de Huelva por 2-4 o Getafe por 2-1.

El Ono Estadi era un fortín en este tramo final de la competición regular ya que sólo un partido podía empañar el trabajo hecho en el feudo mallorquinista que llegó con la derrota por 2-3 frente a un Villarreal que necesitaba hacer todo lo que estuviera en su mano para entrar en la Champions. El Mallorca había sido el único equipo capaz de ganar a un FC Barcelona ya titular de la Liga y de la Copa y al Real Madrid –hasta la fecha- en su feudo el día de su despedida hasta la temporada siguiente.

Una de las noticias del año fue la lesión de Miquel Àngel Moyà. El portero de Binissalem no pudo forzar más sus molestias en el Calderón y a partir de ahí, comenzaron casi cinco meses de operaciones y recuperación.

El mallorquinismo disfrutaba desde cuatro jornadas antes de que terminara la Liga de una salvación matemática que a finales de diciembre parecía impensable en cualquier mente racional debido a los malos momentos por los que atravesaba el club. Con 51 puntos, a once de Europa, el Mallorca podía celebrar su decimotercera temporada consecutiva en la máxima categoría del fútbol español. Además, el conjunto rojillo se plantó en semifinales de la Copa del Rey y fue apeado por el FC Barcelona, un equipo que arrasó llevándose los tres títulos: Copa del Rey, Liga y Liga de Campeones.